Llorenç Riber, poeta y humanista

 

por

Llorenç Vidal

 

Hablar de Llorenç Riber en el cincuentenario de su fallecimiento es en Mallorca un tributo que se le debe, ya que no sólo es uno de los valores fundamentales de la literatura insular, sino también uno de los más importantes humanistas hispanos del siglo veinte.

 

En sus inicios poéticos, en 1910, fue saludado por Miquel Costa i Llobera con estas entusiastas palabras:

 

"Jove poeta, fill creixent,

que duus el sol de l’Orient

a dins tos ulls i fantasia".

 

Y el sol de Oriente que Costa adivinó en sus ojos y en su fantasía, se plasmó en una obra sólida y fundamental para el devenir no sólo de la Escola Mallorquina, en la que estaba integrado, sino también para las generaciones posteriores, aunque algunos de los últimos escritores de la misma Escola y de la generación insular de post-guerra, por motivos extraliterarios, no fueran capaces de reconocerlo y mantuvieran hacia él una "digna" actitud casi despectiva en lo que se refiere a su obra poética y de semiignorancia voluntaria hacia su destacada labor como humanista, como latinista y como traductor de autores clásicos y renacentistas.

 

Sus recopilaciones poéticas "A sol ixent", "Les corones" y "A sol alt" constituyen cúspides dentro de la serranía poética insular, donde la inspiración popular -sean "Galilea, lloc ventós…" o "Porqueret de la pellissa", entre otras-, histórica -"A Jaume III Rei de Mallorca" o "En honor de Madona Maria de Montpeller"-, religiosa -"A Santa Llúcia, màrtir, òrfena de llum" o "Gethsemaní"-, luliana -"La font de Blanquerna"-, costailloberiana -"La mort del Pi de Formentor"- y floralesca -"A Mistral", por ejemplo- constituyen un todo armonizado por un elevado sentimiento, un estilismo refinado, un esmerado cuidado de la forma y una honda inspiración poética, así como por un uso depurado del lenguaje literario, depuración del lenguaje literario que arropa también la prosa florida de su autobiografía "La minyonia d’un infant orat" y "Els camins del paradís perdut" .

 

Sus traducciones de Virgilio -las "Geórgicas", la "Eneida" y las "Bucólicas" completas, unidas a las de Horacio y de otros clásicos latinos, al mismo tiempo que las versiones que nos dejó de la obra del estoico Séneca, del renacentista Juan Luis Vives y del pre-reformista Erasmo de Rotterdam, sin agotar con estas citas toda su tarea de traductor, le avalan como uno de los grandes intelectuales que ha tenido Mallorca a lo largo de su historia.

 

Nacido en Campanet en 1882 y fallecido en su retiro, casi exilio en su propia tierra, en la misma villa en 1958, Llorenç Riber, al margen de compartir o no su pensamiento y puesto que las normas de la más elemental convivencia democrática nos exigen la tolerancia y aborrecen el fundamentalisno intransigente, los prejuicios y la marginación por motivos ideológicos (desgraciadamente tan frecuentes en estas latitudes), debe ser reivindicado en esta su isla natal, a la que él tanto amó.

 

En su artículo "Llorenç Riber en la poesia mallorquina", integrado en el monográfico de los cuadernos literarios "Ponent" , número XIII, 1959, titulado "Homentage pòstum a M. A. Salvà, Ll. Riber, López-Picó i C. Riba", Miquel Gayà, con un fundamentado y entusiasta afecto por su producción literaria en su lengua natal y un inexplicable, indisimulado e injustificado menosprecio -menosprecio compartido por muchos de la "ceba"- por su obra de humanista y por sus magníficas traducciones al castellano, concluye que "damunt tot, ens quedarà sempre el Riber de les ‘Poesies’ i de ‘La Minyonia’. Només per aquest sol fet, Mallorca no pot regatejar la seva admiració més profunda vers el poeta que tant l’ha enaltida i tan genialment l’ha cantada".

 

Poeta, humanista y plasmador de sentimientos y de visiones hondas, si, como un homenaje en este cincuentenario de su traspaso, tuviera que seleccionar uno de sus consejos para la reflexión silenciosa, escogería aquellos dos versos del ya citado "Porqueret de la pellissa", cuando, con bucólico y casi virgiliano acento, nos dice

 

"que ès un tresor sense mida

la simplicitat del cor".

 

Llorenç Vidal

 

(Última Hora, Palma de Mallorca, 23 de abril, Día del Libro, de 2008)

 

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