Jean Lasserre, un cristiano pacifista

 

por

Llorenç Vidal

 

Autor de las obras "La guerra y el Evangelio" y "Los cristianos y la violencia"  -donde lleva su investigación bíblica, su profundización neotestamentaria y su reflexión religiosa y humana mucho más allá de las tradicionales disquisiciones de la mayoría de los teólogos, anclados consciente o inconscientemente en actitudes propias de la herejía constantiniana-, Jean Lasserre, pacifista mundialmente conocido, pastor de la Iglesia Reformada de Francia y Secretario Itinerante del Movimiento Internacional de Reconciliación, falleció recientemante a la edad de setenta y cinco años.

Hombre de palabra y acción, a lo largo de su vida pronunció numerosas conferencias, en las que latían de una manera constante los siguientes interrogantes: ¿Participando en la guerra y en su preparación, los cristianos rinden un testimonio fiel al Cristo de las Escrituras o le traicionan? ¿Es eficaz la defensa armada para el triunfo de la justicia o la defensa armada de la justicia es algo ilusorio? ¿No sería necesario buscar una forma distinta de defensa, fundada en la no-cooperación con el opresor y en la desobediencia civil contra de las estructuras injustas?

Convencido de la superioridad moral de la no-violencia sobre la violencia, animó y participó en numerosas acciones pacifistas, tales como la de "Acción Cívica No-violenta" durante la guerra de Argelia, campañas contra la absurda carrera armamentista mundial, reivindicación del derecho a la objeción de conciencia, defensa de la vida, etc.

"Mutations", órgano del Centro Gandhi de Bruselas, en un artículo póstumo titulado "Un éveilleur", recuerda como él, cristiano ecuménico, se extrañaba de "¿cómo la Iglesia Católica que concede tanta importancia al respeto a la vida a través de su implacable lucha contra el aborto, lo que es para ella un gran honor,  -añadía él-  cómo esta misma Iglesia admite como normal y legítima la preparación para la guerra y no condena la guerra en sí misma como el mal que incorpora y sobrepasa a todos los demás, aunque sea calificada de 'justa'?"

En la conclusión de su obra "Los cristianos y la violencia" (Editions de la Réconciliation, Paris), después de estudiar la moral cristiana como una moral de la caridad, se pregunta "¿se puede verdaderamente anunciar la victoria del Crucificado con las armas en la mano?". Después de reconocer que en la actualidad "febrilmente, de todos lados, los discípulos del Crucificado trabajan en acumular y experimentar armas de cada día más diabólicas y están casi preparados para exterminarse mutuamente  en un prodigioso fuego de artificio que será la más formidable blasfemia de toda la historia de la humanidad", cifra su esperanza en que "los representantes autorizados de nuestras Iglesias proclamen al fin. solemnemente, que si ellas durante mucho tiempo desgraciadamente han traicionado el Evangelio del Amor, ha llegado ya la hora de decir clara y firmemente: ¡Que nadie, de ahora en adelante, juegue al juego criminal de la guerra! Ordenamos a todos aquellos que nos escuchan que rehusen de ahora en adelante toda participación en la guerra y en su preparación". Así y solamente así las iglesias y las sectas estructurales romperían el círculo vicioso de la herejía constantiniana en la que están sumidas e iniciarían su camino de retorno al Sermón de la Montaña.

Jean Lasserre, un cristiano ecuménico, un pacifista activo, un luchador intrépido por la paz, nos deja su testimonio y su mensaje, un testimonio y un mensaje eminentemente actuales y que podemos condensar en una de sus últimas frases, en la que incluye una visión muy bien cimentada de su postura antibelicista: "No protestamos contra la bomba porque tenemos miedo, sino porque el Hombre es sagrado".

 

Llorenç Vidal

 

(Última Hora, Palma de Mallorca, 23 de mayo de 1984)

 

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