Mallorquín residente en Andalucía, en mis viajes a Mallorca tengo algunas citas que yo llamo imprescindibles y otras que, sin ser imprescindibles, sí suelen ser frecuentes. Y entre estas citas más o menos frecuentes está la visita al Museo Krekovic.

 De Kristian Krekovic -pintor croata nacido en 1901 y desde 1960 afincado en Mallorca, donde murió en 1985- me atraen fundamentalmente tres aspectos: su carácter apacible y discreto, su pintura y su pacifismo.

En relación con su carácter apacible y discreto, Gaspar Sabater, hablando de la bondad de su persona, dice que "hombre de pocas palabras le gustaba pasar desapercibido y desdeñaba agasajos y honores... era un hombre bueno, en el sentido que Antonio Machado dio a esta palabra". En este rasgo caracterológico, que tuve la oportunidad de poder apreciar personalmente, ya que me distinguió con su amistad, tal vez resida gran parte de su potenciada creatividad, puesto que, como afirma Honoré de Balzac en su maravillosa novela "Séraphita", de orientación swedenborginana, "Dios se revela siempre al hombre solitario y recogido". ¿O no es una especie de íntima revelación la elevación artística, literaria y filosófica?

Su obra pictórica, una obra colosal, al estilo de los grandes artistas del Renacimiento y del Barroco, encuentra su inspiración  -prefiero hablar de inspiración y de intuición en lugar de revelación-  en su Croacia natal y en las tierras que le acogieron en su forzado exilio: Perú y España. Y una gran parte de esta magistral producción, tal vez no suficientemente valorada todavía, la tenemos en el su museo de Palma, situado en el Polígono de Levante, un museo que debería ser un lugar de visita preferente por los insulares y por los turistas, así como por los educandos isleños en sus actividades extraescolares y por los foráneos que eligen nuestra Isla para sus viajes de "estudio". Sus cuadros sobre el Perú precolombino, el mestizaje, la tragedia del ser humano y la España inter-regional, donde tienen un lugar destacadísimo las obras de inspiración mallorquina y balear, como lo son sus evocaciones históricas, están dotados, de una gran potencialidad artística, didáctica y educativa que no conviene menospreciar.

Impresionado por la monumentalidad de su expresión pictórica, en mi primera visita a su galería, ya en su actual ubicación, guiado por el geógrafo e historiador Josep Mascaró Pasarius y acompañado por el pintor Eulogio Díaz del Corral, al que Krekovic calificó de "poeta de la pintura", escribí en el libro de firmas el siguiente haikai, recogido después en mi libro de poemas "Estels filants" (1991):

Su pacifismo encuentra en el museo un lugar muy relevante fundamentalmente en sus pinturas que plasman la tragedia humana, como son "Éxodo del siglo XX" y "Personas desplazadas", que graban el desgarrado drama del exilio por culpa de la guerra, exilio que él mismo tuvo que sufrir, y en los dibujos que desarrollan sus proyectos para una Nueva Era: la Academia  (en la que se formarían filósofos, literatos, artistas, músicos, educadores, etc. de todos los países), el Pangeión (sede del gobierno mundial y dedicado a la armonía y la convivencia pacífica entre las diferentes naciones) y el Pantempión (templo de los templos, destinado a fomentar la tolerancia entre todas las creencias). El rincón destinado a estos proyectos está presidido por un retrato de M.K. Gandhi, realizado por Krekovic durante la estancia de ambos en París, y una frase recogida por el pintor de los labios mismos labios del Mahatma: "Todo el éxito depende de la educación que estamos dando a nuestra juventud".

En relación con este aspecto del museo, hemos de recordar, en los peligrosos momentos de confrontación que vive ahora la Humanidad, el llamamiento de Krekovic, redactado en español, alemán, francés e inglés. Tomo del libro "Kristian Krekovic. El artista y su obra" (1997) de Gaspar Sabater los siguientes fragmentos:

"La vida en nuestro superpoblado planeta está en grave peligro. Sus riquezas vitales se acercan a su inevitable fin... Urge una educación pacificadora de la juventud en todos los continentes, en el espíritu de la no-violencia, de la justicia social, de la paz, de la belleza, del amor y de la tolerancia entre todos los hombres, sin distinción de razas, creencias, lengua, sexo o color...Pronto de hallará el hombre en una encrucijada. Un camino conduce a la catástrofe, el caos y la confusión moral y material; el otro, que es un renacimiento universal, lleva a su salvación, al que se llega únicamente con sanas ideas y nuevos esfuerzos espirituales y sacrificios materiales... Feliz el mundo que vivirá en la paz del nuevo renacimiento, sin miedo ni tiranías, en el que se viva según la ley suprema de todas las leyes, las que enseñaron Confucio y Cristo: 'No hagas a los demás lo que no quieres que hagan contigo'. Con esta ley se logrará la sabiduría, la moderación, la bondad, el orden y la paz en el futuro de los tiempos, si la ciega política inconsciente y la bomba atómica nos da tiempo suficiente para llegar a la nueva era de la fraternidad humana universal".

     Un pensamiento de raíz humanitarista, universalista y gandhiana que Kristian Krekovic, este pintor y mallorquín adoptivo de carácter apacible, solitario, discreto y recogido, comparte con otros pacifistas  -León Tolstoi, Rabindranath Tagore, Romain Roland, Eugen Relgis, Lanza del Vasto, Franz Rauhut, Camille Drevet, etc.-  de nuestro tiempo, ya que obedece a una apremiante necesidad interior del ser humano: la de acercarnos lo más posible a un mundo que consiga la verdadera paz por medio del respeto a los derechos humanos y la práctica del amor, la fraternidad, la tolerancia, la solidaridad y la no-violencia.

Llorenç Vidal

(Última Hora, Palma de Mallorca, 30 de octubre de 2002)

(Zadnji sat, Palma de Mallorca, 30. listopada 2002.

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"Artículos literarios, filosóficos y pedagógicos"

de Llorenç Vidal