En medio de la desorientación ideológica del mundo
actual, en el que se manipulan los valores más elevados por afanes
partidistas y sectarios -situación abonada para la aparición y
actuación de demagogos y de fantasmones políticos, literarios y
religiosos-, yo que, al igual que hizo antaño Fray Luis de León, "huyo
de aqueste mar tempestuoso" al "almo
reposo" de las esferas interiores;
busco y encuentro en la poesía -la verdadera poesía, la que es
expresión del sentimiento y de la belleza por medio de la palabra-
momentos de plácido ocio y de serena tranquilidad espiritual.
Es por esto que me ha producido una gran alegría la
aparición de "El viatger",
donde se recoge la obra poética del santanyinense Bernat Vidal i Tomàs
(1918-1971).
Al recibirlo me precipité a leerlo -a devorarlo,
mejor dicho- sin detenerme. Después lo releí más reposadamente, para
redescubrir toda la riqueza literaria que contiene.
Oir otra vez en mi mente
"Sant, sant,
sant, |
davant el
Pantocràtor |
amb genis alats jo
cant." |
O la sonoridad martilleante de
"A Tànit, la
tumbaga, |
aquella, la tumbaga, |
-recordes?- la tumbaga, |
que el camperol, tumbaga, |
a l'hort, desenterrà".
|
¡Qué gozo tan grande!
Hablar de Bernat Vidal i Tomàs -patriarca de la Escola
de Santanyí, si se admite la
existencia de ésta, ya sea con carácter de singularidad literaria, ya
sea como simple dimensión de origen geográfico- es hablar de un
escritor que, sin buscar protagonismos personales, fue una pieza clave
de las generaciones poéticas insulares de la postguerra, con influencia
decisiva no sólo en la primera promoción, que comprende los poetas
anteriores a la antología de Sanchis Guarner (1951), sino también en
la, ya más diversificada, de los poetas de la segunda promoción, que
se revelan a partir de 1956, año de la aparición del primer número de
los cuadernos literarios Ponent.
En su obra poética, dispersa hasta ahora, podemos
distinguir dos tipos de poemas: las composiciones vanguardistas, de
verso libre y temática atrevida, como, por ejemplo, el "Poemet
amb números i estels", y los de
corte más clásico, mas no exentos de rasgos vanguardistas, dotados
todos ellos de un acentuado vigor metafórico, influido, sin duda, por
el ultraísmo (no olvidemos su contemporaneidad con Jorge Luis Borges y
con Jacobo Sureda, por los que sentía una escondida simpatía, sobre
todo en la valoración de la metáfora con preferencia a otros recursos
poéticos) y por la brillante imaginería de los poetas andaluces de la
generación del 27.
Ejemplo de ello, además de los ya fragmentariamente
citados "Sant Climent de Taüll"
y "El viatger amb un anell púnic
exhumat a Mallorca visita el museu d=Eivissa",
son las décimas enlazadas del "Naixement
de Venus", poema que fue
recopilado por Llorenç Moyà en uno de los imprescindibles volúmenes
antológicos de poesía y poetas mallorquines publicados por Pere A.
Serra en su recordado taller tipográfico Atlante, en los
difíciles y heroicos años cincuenta:
"Damunt el blau
de la mar |
de sementers creix l'aroma |
i es tiny de verd una ploma |
cabrella del lliriar. |
S'abracen com un collar |
de granets d'aiguamarines |
fines arestes i fines |
cales de perla i de sal. |
La teva albor nupcial |
damunt el llit s'endevina".
|
O el romance sentimental titulado "Variacions
sobre un tema de García Lorca":
"Aucellet de ploma
fina, |
blanc aucell de càntic clar, |
no clavis ton bec amb fúria |
en el meu cor autumnal. |
El meu cor és una fruita |
que és massa madura ja, |
i la més subtil picada, |
dòcil, regalima sang".
|
Sin olvidar otros poemas de carácter circunstancial, entre
los cuales sobresale la nadalenca tiulada "S'engronsa
penjat d'un fil...", que con el título "Figureta
de betlem" había aparecido en una
versión inicial más mallorquinizada en el número VI de los cuadernos
literarios Ponent (1957) y que constituye una encantadora
manifestación de ternura por la infancia:
"S'engronsa penjat d'un
fil, |
un angelet d'argila. |
Té les galtones de rosa, |
aleues de purpurina, |
les ancarrines amb dogues, |
ombligolí de llentia".
|
Una presentación de M. Antònia Vadell Ferrer, el profundo
y documentado estudio "Imatge de Bernat
Vidal i Tomàs" de Miquel Pons i Bonet,
i "Memòria de Bernat Vidal i Tomàs"
de Josep Mª. Llompart, éste de 1976, completan el libro, que ha sido
publicado por el Consell de Mallorca en su colección Mixtàlia,
dirigida por Rafael Bordoy i Pomar.
La lectura de "El
viatger" me ha transportado a los años
de mi infancia y adolescencia, al recuerdo de un plácido Santanyí rural, en
el que Bernat Vidal i Tomàs, con su talante siempre diplomático y
conciliador, había despertado la afición y el amor a la poesía, a la
literatura y a la mallorquinidad, una mallorquinidad llana, natural y sin
infiltraciones excluyentes, integristas ni fundamentalistas.
En el recuerdo de aquellos años y de la amistad y
orientación poética con la que me distinguió, escribí en su memoria este
haikai, recogido en la segunda edición de mi "Talaiot
del vent" (1972):
EPITAFI
|
(Homenetge pòstum al poeta |
i mestre Bernat Vidal i
Tomàs)
|
"Apotecari |
litúrgic, humanista |
d'herbes i cales".
|
"Consolació",
"Memòries d=una
estàtua", "La
vida en rosa", "Santanyí
y sus calas", etc. y ahora "El
viatger" son un testimonio de su
personal, inconfundible e inolvidable aportación al devenir renovador de la
literatura mallorquina y balear.
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