Frente al anquilosamiento

 

por

Llorenç Vidal

 

Fue Célestin Freinet quien, al ver como corrían el peligro de anquilosarse sus procedimientos educativos, en su origen progresistas y modernizadores, puso en guardia a sus seguidores contra la esclerosis de sus propias técnicas pedagógicas, porque el anquilosamiento -no sólo el físico, sino también el psíquico y el espiritual- es un peligro constante que, con el paso de los años, acecha a las ideologías  -religiosas, filosóficas, culturales, políticas, etc.-, a las actitudes, a los hábitos, a las prácticas y a los mismos seres humanos que les sirven de soporte. A veces, incluso, y lo vemos con excesiva frecuencia, se encuentran falsos profetas y predicadores  -escleróticos fanáticos integristas y fundamentalistas-  que apoyan en la defensa de distintos anquilosamientos y prejuicios su pertinaz condena de toda moderación y de todo aperturismo, especialmente del universalizante aperturismo intercultural y del liberador aperturismo individualizante, que conducen al ser humano a ser más uno mismo en medio de los continuos asaltos despersonalizadores del medio en el que, por suerte o por desgracia, nunca se sabe exactamente, nos ha tocado vivir.

Es el dilema que se planteó, como también lo han hecho otros, Salvador Espriu en "El caminant i el mur" , concretamente en su "Assaig de càntic en el temple":

 

"Oh, que cansat estic de la meva

covarda, vella, tan salvatge terra,

i com m'agradaria d'allunyar-me'n,

nord enllà,

on diuen que la gent és neta

i noble, culta, rica, lliure,

desvetllada i feliç! ...

Però no he de seguir mai el meu somni

i em quedaré aquí fins a la mort".

 

Es también el dilema que encontramos formulado en el canto primero de mi "Insania Terrae", al decir:

 

"Alçant els ulls, he vist la mar, que ens dóna

notícies d' altres terres, on visqueren

els avis d' altres homos i on se parla

amb mots ben diferents dels nostros. Sempre

he tengut ganes e creuar fronteres,

de córrer món, anant de pàtria en pàtria;

però em lliga un destí al destí dels homos

que suen treballant aquesta terra,

i sent amb ells, com ells i estim el ventre

que em va dur al món, que és terra en terra i terra".

 

En ambos casos la disyuntiva se resuelve por la permanencia, por el "estar" frente al "estar siendo" , para usar la terminología propia de Jeroni de Moragas. "Estar" y "estar siendo" , permanecer y devenir, que constituyen una de las constantes paradojas de la existencia, sin que la opción -consciente o inconsciente- de una de las dos actitudes en una determinada circunstancia o en un momento concreto de la vida signifique la exclusión definitiva de la otra ya que en su juego dialéctico está el verdadero equilibrio existencial. Así vemos como en el pequeño y liberador poema "Viatger" , de la suite "Haikais 69", incluida en la segunda edición del posterior "Talaiot del vent" , tomé la posición alternativa, al decir:

 

"Viatger lliure,

trescaré el món dels homes,

l'única pàtria".

 

Por esto me asomo al ventanal de la vida y, por encima de los errores pasados, miro el espectro multicolor de la luz y exclamo, una vez más, junto al poeta uruguayo José Ríos:

 

"¡Dichoso es el hombre que despierta

cada mañana con un alma nueva...!".

 

Llorenç Vidal

 

(Última Hora, Palma de Mallorca, 5 de octubre de 2000)

 

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