.

 

 

En el 48 Día Escolar
de la No-violencia y la Paz (DENIP)

 

por

Llorenç Vidal

 

Ha pasado ya casi medio siglo desde que en 1964 apareciera en el número 29-30 de los cuadernos literarios “Ponent”, impresos por aquel entonces en la legendaria imprenta Atlante de Mallorca, el llamamiento inicial trilingüe convocando para el 30 de enero, aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi, líder no-violento de la independencia de la India y uno de los maestros espirituales de nuestra época, la celebración de una jornada educativa dedicada a resaltar en los centros docentes los valores de la fraternidad universal, la no-violencia y la paz,  jornada que se practicó por primera vez el mismo año y en la fecha indicada. Acababa de nacer el “Día Escolar de la No-violencia y la Paz”.

En el transcurso de estos años y a medida que progresivamente ha ido multiplicándose el número de escuelas, institutos y grupos de juventud que nacional e internacionalmente lo practican, el “Día Escolar de la No-violencia y la Paz” (DENIP) ha ido adaptándose y diversificándose, manteniendo siempre vivo el mensaje fundacional de fidelidad a los conceptos de paz positiva y de no-violencia, en el sentido gandhiano de actitud de renunciar a matar y a dañar a los demás seres por medio del pensamiento, de la palabra y de la acción y de reivindicación de los derechos humanos por medios pacíficos y no-violentos.

Aunque puede decirse que el DENIP ya marcha por sí solo, debido a la magnífica acogida que ha tenido y sigue teniendo entre los educadores de distintas ideologías democráticas; desde el núcleo coordinador, a pesar de los muchos obstáculos y dificultades que han ido surgiendo y que se han tenido que ir superando a veces con gran imaginación y esfuerzo, se ha reiterado año tras año y sin interrupción, el llamamiento para promover, difundir y fomentar esta jornada como punto de partida y de apoyo para una educación no-violenta y pacificadora de carácter universal, profundo, abierto, libre, voluntario y permanente.

Conviene recordar que hasta aquel entonces la UNESCO hablaba, sí, de educación para la paz y la comprensión internacional, concepto este último que también se incluyó en los primeros llamamientos, como valores sociológicos de relación entre los distintos países y estados constituidos, pero no hablaba todavía de educación en y para la paz interior, personal e interpersonal, ni de educación en y para la no-violencia activa, conceptos fundamentales para una educación en profundidad y en los que, sin descartar los primeros, insiste básicamente el “Día Escolar de la No-violencia y la Paz”, del que en numerosos centros escolares de distintos países en este mes de enero de 2010 (marzo u otra fecha propicia en países con calendarios escolares propios del hemisferio sur) se va a practicar por cuadragésimo octavo año consecutivo.

Y fue precisamente ya después de la difusión internacional y primera práctica del DENIP, cuando, casi dos años después, el 7 de diciembre de 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó su “Declaración sobre el fomento entre la juventud de los ideales de paz, respeto mutuo y comprensión entre los pueblos”, a la que siguieron posteriormente y, entre otras, la “Recomendación a los ministerios de Instrucción Pública concerniente a la educación para la comprensión internacional como parte integrante de los estudios y de la vida escolares” de 1968, la “Recomendación sobre la educación para la comprensión, la cooperación y la paz internacionales y la educación relativa a los derechos humanos y las libertades fundamentales” de 1974 y los “Diez principios de la educación relativa al desarme” de 1980 (aprobados en el congreso mundial del mismo nombre que tuvo lugar en París, en la sede la UNESCO, y en cuya elaboración y aprobación dos miembros del equipo coordinador del DENIP fuimos los únicos españoles que participamos), así como las resoluciones de la ONU de 1997 y 1998 proclamando el “Año Internacional de la Cultura de la Paz” y  el periodo entre 2001 y 2010 como “Decenio Internacional de una cultura de paz y no-violencia para los niños del mundo”.

En todos estos proyectos, al igual que en el DENIP, laten, con enfoques complementarios, los aspectos educativos del artículo 26.2 de la “Declaración Universal de Derechos Humanos” (1948) y del principio décimo de la “Declaración de los Derechos del Niño” (1959), al igual que el eco de la tan conocida como poco aplicada máxima que figura en el preámbulo de la Constitución de la UNESCO y que afirma que “puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres es en la mente de los hombres donde deben edificarse las defensas de la paz”.

Se trata de una acción pedagógica que, como eje transversal, debe incidir en la educación escolar y extraescolar a través de todas sus competencias básicas y de sus desarrollos posteriores, puesto que, como ya se reconoció en la “Fundamentación de una Pedagogía de la No-violencia y la Paz” (1971), se nos presenta como una inspiración ideal que, a través de la conscienciación, la ejercitación y la responsabilización, aspira a informar todo el quehacer educativo de la humanidad, para despertar y cultivar en los educandos  -y educandos somos todos a lo largo de toda nuestra vida-   actitudes éticas positivas y comportamentales activas hacia los valores de fraternidad universal, convivencia, comprensión, solidaridad, tolerancia, respeto a los derechos humanos, compasión, no-violencia y paz.

 

Publicado en los diarios La Rioja (Logroño) el 26 y en La Voz de Cádiz (Cádiz)

y Última Hora (Palma de Mallorca) el 27 de enero de 2011

 

* * *

 

 

* * *

 

 

* * *